¿Milenios indiferentes a elecciones?

28 Abril 218

 

¿Milenios indiferentes a elecciones?

Campanario/Martín Sánchez Treviño

            Una de las expresiones que tanto el Instituto Nacional Electoral lo mismo que el Instituto Estatal Electoral tamaulipeco, han obtenido durante los primero ejercicios con jóvenes tamaulipecos a través de los denominados Conversatorios, es que los jóvenes desconfían de los políticos. Que pudiera parecer una expresión desplazada, pero lo interesante, es que sigue vigente en los jóvenes en edad de votar y potencialmente aptos para el ejercicio democrático y la productividad.

            Otro de los fenómenos que han detectado ambos organismos en sus primeros ensayos es que del padrón electoral y lista nominal quienes menos ejercitan en el derecho de votar son los jóvenes entre los 20 y los 29 años, que siguen siendo uno de los retos de los organismos electorales.

            Aunque aún no hay una repuesta a esta interrogante, se pueden plantear diversos escenarios, como es que las personas entre los 20 y 29 años tienen otras preocupaciones, como es la carencia de empleo u ocupación, el futuro inmediato y un proyecto de vida. Y por lo mismo los procesos electorales estarían ausentes de su tabla valores.

            Mientras que los más participativos son los jóvenes que tienen entre 18 y 19 años, de quien los organismos electorales consideran que la motivación principal es “la novedad” de ejercer el sufragio por primera vez.

            De igual manera, quienes mayormente ejercen el derecho de elegir a sus gobernantes y representantes son las personas que tienen entre los 60 y 69 años de edad. Es decir, quienes tendrían su vida resuelta, gozan de alguna pensión o participan en alguno de los programas oficiales que ofertan los gobiernos.

                Sin embargo, sigue siendo enigmática la indiferencia de los jóvenes en una edad productiva como son quienes tienen entre 20 y 29 años. Que son generaciones que pertenecen a los milenios, ya que los milenios comprenden entre 1982 y 1984, tiene características propias.

            Pero más allá de lo representativo que pueda resultar la actitud de esas generaciones de votantes. No está por demás decirlo, que el fenómeno partidista tiene cautivos los intereses de nación y que jóvenes y adultos participan de la misma historia.

Y aun cuando pareciera que los tiempos han cambiado porque al menos este año en esta y otras entidades se registraran las primeras elecciones concurrentes, veamos si después del 1 de Julio, la sociedad mexicana es capaz de modificar su comportamiento ante los contendientes y la oferta que estos representan.

O si quienes asisten a las urnas por primera vez, convierten una práctica en un ejercicio democrático o si se suman a las 9 generaciones indiferentes ante el acontecimiento electoral. Este es apenas uno de los desafíos de los organismos electorales, que de factum cuestionan sus tareas y reclaman nuevas formas de promover la participación ciudadana.  

Habrá que validar también si esas generaciones de ciudadanos en edad de participar en las urnas  tienen confianza en los organismos electorales y en los partidos acreditados para estar en las contiendas. Que por cierto, después del “debate” de los presidenciables, dejaron un sinsabor deprimente en la participación ciudadana.