La niña poseída

28 Abril 2017

Sección: Historias de Ultratumba y Paranormal de Tampico


La niña poseída


Por Vanessa Gutiérrez/Ordenador


María Theresa quedó muda apenas escuchó de labios de su hija Lorena qué había hecho en la casa de su amiga Roberta siendo que la menor estuvo todo ese tiempo en casa de la abuela a más de 10 kilómetros de distancia.


Parecen cosas normales para los padres, incluso no le dan la importancia requerida, pero cada vez es más común escuchar a los hijos de tener pláticas con amigos imaginarios. Ya sean niños o adultos esos entes aparecen en el peor momento para las familias que se hallan envueltas en problemas mundanos.


Por eso María Theresa quedó totalmente sorprendida cuando la chica le completó el escenario de haber tenido de compañía en la junta de amigas a Francisca, a Susana y a Juana. "¿Quién te dijo con quiénes estuve si todo el tiempo estuviste aquí con la abuela?", fue una interrogante que encontró una respuesta no esperada. "Me lo dijo mi amigo que me visita cuando te vas". Un frío helado cubrió la espalda de Theresa. Quiso regañar a la menor, la quiso sacudir, y lo quería hacer porque no comprendía el fenómeno. Esto estaba fuera de su alcance. 


Consultó al día siguiente a dos amigos que entendían algo lo paranormal. No encontraron una explicación lógica. Todo sonaba muy extraño y casi maldito. ¿Quién era ese amigo siniestro? ¿Dónde lo había conocido Lorena si nunca salía sola? ¿Le estaría afectando el divorcio que la pareja enfrentaba? Muchas preguntas nada de respuestas.


Las interrogantes se volcaron hacia ella. Qué hacían juntas, dónde habían estado, qué sitios frecuentaban. De primer momento su mente estaba en blanco. Nada siniestro, nada de importancia. Para la noche había recordado un inquietante capítulo: un domingo en la mañana habían estado en la playa Miramar. Una zona apartada, pegada a las dunas. Ahí Lorena le preguntó a su mamá por unas cenizas siniestras y un montón de plumas. Las tocó. A partir de ahí vino el calvario. No fue esa vez la única ocasión que Lore hizo cosas extrañas. Todo tomaba forma. Un ente maldito la había poseído. El rescate entró en operación. Empezaron los rezos en casa. Oración plena día, noche y tarde. En la iglesia se pedía al padre agua bendita directa a la menor, sin faltar los ruegos ante la Virgen de Guadalupe. Fueron días y semanas de purificación. Quizá el ente malévolo no la pudo dominar del todo desde el principio, pues al cabo de unos meses este capítulo maldito de la familia Quintanilla había sido superado, y atrás quedó la siniestra invasión a una menor inocente que fue víctima de una maldita presencia de ultratumba.