Cartuchos percutidos
28 Noviembre 2017
Cartuchos percutidos
Campanario/Martín Sánchez Treviño
Los priista, pero más bien el presidente de la república
mexicana Enrique Peña Nieto, designó a su precandidato para que los priistas
los abanderen y lo arropen, en una contienda que nada tiene de excepcional. Si
de particular, ya que los priistas veían al presidente Peña débil incluso se
auguraba que no terminaría su gestión al parecer por una mal incurable o un
presunto “embrujo”, de la “mafia del poder”, como diría el otro “Chachalaco”,
que también está en apuros. Ya que si estuviera 15 puntos arriba sobre los
demás contendientes, como lo presume. Dejaría la desesperación para otros
tiempos, la incertidumbre y los ataques sin sentido.
El asunto es que José Antonio Meade Kerubiña ya es el
aspirante a la precandidatura del PRI, ojalá que se libere del grupo que
asesino a Luis Donaldo Colosio Murrieta, pero por lo pronto va como los
caballos en el ruedo, cuarteado por Miguel Angel Osorio Chong y Aurelio Nuño,
también van en el equipo por lo que se pueda ofrecer, pero también se perfilan
para ocupar los primeros sitios de los plurinominales para el senado y la
cámara baja de diputados federal.
Lo preocupante es a quien nominará en la secretaria de
hacienda, pues si bien José Antonio Meade hizo malabares para que los números
le cuadraran al Presidente Peña, al final de su administración, aún está
pendiente el manejo de esa área para el 2018, ya que aunque entrego las leyes
de ingresos y egresos al Congreso de la Unión, es menester que se haga un uso
correcto de los recursos.
Pero
por muy “Purrurris” que sea el precandidato del PRI en materia de finanzas y
economía, en su paso por la secretaria de finanzas mostro incapacidad para que
la economía y la finanzas del país reaccionara ante el embate de los mercado
internacionales del dinero y la inversión.
Así,
el crecimiento de la economía nacional no rebasó el 3 por ciento en los
indicadores. Y más bien las remesas de los mexicanos en Estados Unidos
rebasaron con creces las expectativas y los resultados de empresas como Pemex,
que otrora fue calificada como “la gallina” de los huevos de oro.
Por lo
mismo hay sendas dudas de que pueda sacar adelante al país, esto en caso de que
los mexicanos lo elijan como su próximo presidente. Aunque desde hace dos
ciclos, es decir 50 años, los mexicanos renuevan su esperanza cada vez que hay
elecciones presidenciales. Pero hasta ahora han sido defraudados, ya que los
que han sido electos de inmediato muestran la uñas, y es así como aparecen las
casas blancas los Odebrech, el Pemexgate y otros que no han trascendido a la
prensa.
Mientras
que en otro frente “El Chachalaco” sigue dando de qué hablar. Cuando refiero a
“El Chachalaco” es a Andrés Manuel López Obrador. Sobre todo porque sí bien es
cierto que supera en preferencias e intenciones de voto a los potencialmente
contrincantes. Se le percibe desesperado, y si en alguien hay desesperación, es
porque tiene más incertidumbres que esperanzas, más mentiras que verdades y más
ataques que argumentos.
Asimismo
su discurso no ha cambiado, lo mismo que su equipo. Que por cierto, no tiene o
no lo muestra. Pero basta escucharlo para comprender que es el y su laberinto,
pues de acuerdo a su comportamiento en público y en privado. Habla y se
comporta como “Don Perfecto”, como el “inmaculado” y el enviado de los dioses
para que saque de jodidos a los mexicanos.
Predomina
en él, lo hablantín por no decir que merolico, cuando lo he acompañado en sus
recorridos por los estados de noreste mexicano. En cada plaza, en cada pueblo y
ciudad, dice lo mismo. Quizá se resiste a entender que en los últimos 25 años
los jóvenes, los trabajadores, los campesinos, los inversionistas, empresarios
y los intelectuales han cambiado y demandan lo mismo de los políticos, que se
renueven.
Son 18
años y sigue buscando la presidencia, más allá de que se perciba en él una
obsesión, es una necedad, un berrinche y capricho. Asimismo carece de cuadros y
quienes se han sumado, son como se dice en el argot popular, “cartuchos”
percutidos, como los victorenses tomaron la bandera de Morena, lo patético es
que se rodea de los mismo, “aviadores” y más “aviadores”.
Que se
incrustaron en las delegaciones sindicales del SNTE para seguir los pasos de su
dirigente Rigoberto Guevara Vázquez, que lo mismo se ha rodeado de “Tucos” que
usurpan la ocupación y tareas en la oficina de comunicación social del SNTE y,
que se refugiaron con Guevara como medida de
protección y el otro mentecato se las creyó.
Que por cierto, están en la mira de la contraloría gubernamental por los años que cobraron sin trabajar. Trascendió en fuentes extraoficiales, que hay un expediente de presuntos trabajadores de la secretaria de educación. Pero quizá no le alcanzará a Héctor Escobar ver el final de una película que le toco montar.