Aspirantes, falsos mesianismos modernos
12 Diciembre 2017
Aspirantes, falsos mesianismos modernos
Campanario/Martín Sánchez Treviño
Ahora resulta que quienes buscan un
puesto de elección popular se creen los redentores de la desgracia económica
que acompaña a los mexicanos desde que se formalizo en este país las figuras
partidistas y los monopolios de estas, que encabezan los grupúsculos que buscan
conservar la hegemonía de la nación. Se asemejan a los lobos vestidos e ovejas.
Resulta inexplicable que sea tal su generosidad que casi se envuelven en la
bandera nacional para salvar este país, del que ya se han enriquecido. Pero
parece mayor el cinismo con el que entran a la disputa por el cargo por el
hueso.
Desde que se asomaron a los
reflectores nacionales y regionales, no se les conoce de qué son capaces ni que
saben hacer. Sus expresiones son estériles, no abonan a construir la paz como
sinónimo del desarrollo nacional. Porque el arte de sus discursos se encamina a
la descalificación del otro, jamás a debatir mucho menos a proponer.
Y cuando proponen, sus ocurrencias
insultan la inteligencia del ciudadano más modesto y sus ideas son las mismas,
pareciera que el país se estancó en la era cavernícola. En la que el más cuerdo
parece concentrado, pero en realidad está hecho bolas.
Es una mala señal, que los aspirantes
desde ahora que no son más que eso, aspirantes, busquen desacreditar a sus
contrincantes, pero más grave resulta la
actitud de un árbitro permisivo, que parece estar tocado por los dioses. Y que de
tramite recibe las respectivas plataformas electorales, que solo el árbitro y
ellos conocen.
Plataformas abstractas que no
trascienden a las aspiraciones de los obreros, los trabajadores, los
empresarios y las mujeres y hombres de bien. Hasta ahora no hemos conocido una
sola plataforma, que no es más que un formato para cumplir con el requisito de
la oficialía electoral.
Unas plataformas que los mismos árbitros
electorales desconocen y que muchas de estas son ideas sin sentido, sin una
lógica progresiva que abone a la democracia, mucho menos al desarrollo integral
de las comunidades urbanas y rurales de los pueblos y ciudades de este país.
Estamos a siete años de llegar al primer
cuatro del siglo veintiuno, y quienes buscan gobernar este país y sus regiones
siguen aferrados a los modelos que han generado más pobreza que equidad
ciudadana. Sus ideas revolucionarias se han convertido en un compendio
dogmático que no inmuta a las nuevas generaciones.
Quizá es este el motivo de la
indiferencia de las jóvenes y los jóvenes en edad de hacer valer el sufragio, que
es efectivo pero que cambio a un sentido reeleccionista. Que a la postre es un
retroceso en el andar de la democracia en este país. Ya que de por sí, nacen en
la política, mueren en ella y la heredan a su descendencia.
En otro orden, lamentable el deceso de Medardo Sánchez Albarrán, quien desempeñaba el cargo de protección civil en el municipio de Victoria, en la administración estatal anterior desempeño el mismo cargo a nivel estatal. Al parecer se trata de un depresión. Descanse en paz.